lunes, 29 de febrero de 2016

Querido diario, hoy se me hizo tarde para mis dos primeras clases, me machuqué terriblemente un dedo en la puerta de mi casa y leí noticias del mundo espantosas. Tengo sueño, quizás porque anoche soñé con un orgasmo interrumpido. Hacia el final del día me he puesto a escribir cosas que en realidad no importan. ¿Escuchas, diario? Cosas que en realidad no importan, salvo a tu estómago insaciable. Toma. Toma. Quiero hacer una sola cosa productiva hoy, ser sincera con alguien. Dime una cosa, diario. Dime, ¿alguna vez has besado a nadie? Porque te tomo y te acerco a mis labios, pero no respondes, no hay impulso. ¿Soy yo quien no te provoca lo suficiente? Te escribo y con cada palabra se va una prenda. Me voy quedando expuesta, para que valores, diario, y dulcifiques un poco esta miseria.

martes, 16 de febrero de 2016

Distanciamiento

("todo un nuevo subsuelo emocional, al que llamaré «intensidades»", Fredric Jameson)


Desde que me bloqueaste de Facebook invierto más tiempo estando desnuda frente a la videocámara de mi ipad. Sabes que no voy a mi caja de minúsculos mensajes doce veces por hora, ni me autoconsuelo descendiendo por tu muro, lenta, gozosa y táctil, para convencerme de que te conozco profundamente.
Estoy desnuda como frente a un espejo y grabo sin filtro esta visión gestáltica.
Selecciono las imágenes que me gustaría enviarte a tu mail más tarde.  

Anoche creí escuchar a Lispector:
"soy mi pierna, soy mis cabellos, soy el fragmento de luz más blanca en
el revoque de la pared-, soy cada pedazo infernal de mí"
Anoche creí escuchar a Peri Rossi:
"las mujeres rebeldes son aquellas que no quieren ser la fantasía de nadie,
que quieren ser su propia fantasía"

Abro la carpeta de imágenes y quedo arrobada por tres de ellas.
"y yo no tengo una posición fija sobre si realmente la mujer
alguna vez tiene otra fantasía que no sea ella misma."

Hago de mí mi propio wallpaper. Me auto-capturo y digitalizo este deseo de que no llegues a conseguirme nunca de nuevo.

miércoles, 10 de febrero de 2016

Duloxetina 60 mg


Me acostumbré a mi tristeza como en temporada de lluvia uno se acostumbra a una sombrilla y poco a poco me pareció tan familiar que comencé a confundirla con el rumor de mi caminar por los pasillos; mi tristeza desfiguró mis recuerdos, y los aeropuertos vacíos comenzaron de pronto a ser la misma litera donde nuestros cuerpos, el tuyo, el mío, prefirieron dormir una noche sin tocarse; mi tristeza estuvo en cada sonido, y noté después, mi tristeza fueron todas las voces que junto a mi padre habían de pronto envejecido; se hubiera dicho que por las mañanas mi tristeza lucía tan dolorosamente bella y algunas veces mi tristeza se sintió tan bien que  me hizo cerrar los ojos debajo de la regadera hasta desapercibir mi llanto; en mi cuerpo mi tristeza se acumulaba cada tarde con el pesado sueño, me obligó al sueño cada tarde y me arrastró a divanes fríos en un consultorios todavía más fríos; mi tristeza fue, para algunos, un error bioquímico, una carencia de sustancias, un mal funcionamiento; para otros mi tristeza no fue  más que una conducta errática, una situación vulnerable o de provecho; para mí mi tristeza fue, por destellos, una súbita rabia y las más de las veces tan sólo un extravío con que caminé bajo el sol de medio día; mi tristeza
con dos pesos y un encendedor en el bolsillo
sentir en la nuca y las palmas de las manos la sed
y por la noche esa oscura arritmia por la marihuana
dejarse caer en una palabra
tan fácil a la vez
como sonreír a tus amigos
la tristeza es tan fácil
como otorgar besos en la puerta de algún taxi
o como ver el mundo a través de una ventana cerrada
llorar frente a mil girasoles sacudidos por la lluvia
y recordar cuando tu niñera perdió el habla
resignificar los primeros momentos melancólicos de la infancia