lunes, 5 de diciembre de 2016
En el futuro
Pienso en Natalia, hace tres años que no la veo y quizás voy a reencontrarla. No me lo creo. Me gusta el amor tranquilo, suave. Me gusta pensar que soy un lugar para ella, un sendero de interpretación, lo inabarcable para un futuro turístico. Recuerdo su cabello, sus pequeños dientes, la calma, nuestras paredes blancas, los planes. Quizás voy a encontrarla en tierra, luego de volar kilómetros durante la noche. Será una estrella y seremos luz. Voy a buscarla porque busco luz. El amor que busco es luz, pisar tierra.
lunes, 14 de noviembre de 2016
Eros fue un malwere que obligó a mi disco duro a compartir intimidades con un desconocido
como espejo coreano que se ha roto, estuve incrustada en la piel de un hacker; le deje saber cuán parecida he sido a una botella de wisky que se entibia al sol, en la cajuela de un coche, que tengo aquí un silencio de trece páginas en blanco, y que atesoro orgasmos virtuales a cuya luz he atravesado ciudades enteras durante la noche
martes, 25 de octubre de 2016
Reflexiones en voz alta sobre el Fedón de Platón y la adquisición del lenguaje
Estudiar
es desocultar, es alcanzar la comprensión
más exacta
del
objeto, es percibir sus relaciones con los otros objetos.
Implica
que el estudioso, sujeto del estudio, se arriesgue,
se aventure, sin lo cual no crea ni recrea.
Paulo Freire
Serafina: Esta noche pediré una León,
Rafa. En serio, necesito relajarme un poco. ¿Me acompañas con otra cerveza?
Rafa: No sé, mañana tengo examen de
Español y quizá no sea buena idea que esta noche me desvele. Pero puedo
acompañarte con un cappuccino.
Serafina: Está bien. La verdad, cuando
yo tengo exámenes de alguna materia relacionada con lingüística me pongo muy
ansiosa, emocionada pero ansiosa.
Rafa: ¿Te emociona? ¡Qué rara eres!
Serafina: ¿Qué? Pensar nuestra lengua es
un asunto fascinante, ¿no te parece? Qué digo pensar nuestra lengua, pensar el
lenguaje, Rafa, eso es… es…
Rafa: Ya, Serafina, no empecemos de
nuevo.
Serafina: Oye, ya es final de semestre,
no te pongas pesado y escúchame un poco. Prometo no ser tan intensa como la
última vez.
Rafa: Vale, pues cuéntame antes de que
me arrepienta de no estar estudiando mis apuntes. ¡Hey! Señorita, por favor
cámbieme el cappuccino por un latte cargado. Te escucho, Serafina.
Serafina: ¿Recuerdas que el jueves
pasado te comenté que estaba releyendo el Fedón?
Rafa: Ajá…
Serafina: Bien. Resulta que anoche
reflexionaba un poco sobre la relación que se puede hacer entre unas ideas ahí
expuestas y la adquisición del lenguaje.
Rafa: ¿Cómo está eso?
Serafina: Mira, hay una parte del
diálogo en la que se expone la idea de que el conocimiento no es otra cosa sino
reminiscencia de algo que ya se adquirió anteriormente. ¿La recuerdas?
Rafa: Cómo no acordarme, fue lo que más
me gustó del diálogo.
Serafina: Ya sé. ¿Y recuerdas de qué
derivaba ese aserto?
Rafa: Pues, me parece que el eje
temático del diálogo es la discusión que se da entre Sócrates, Simias y Cebes
por la muerte próxima de Sócrates, ¿no? Por lo que se habla sobre la
procedencia del alma y la posible continuidad de ésta, aún después de la muerte
del cuerpo. Pero… ahí nadie está hablando del lenguaje, Serafina. No le busques
donde no hay.
Serafina: ¿Qué implicaciones tenía que
el alma que ahora habita nuestro cuerpo tuviera previa existencia?
Rafa: Que hubiera podido adquirir
conocimiento.
Serafina: Así es. Esa es una forma de
explicar los procesos de aprendizaje, ¿no te parece? Lo cual es algo bien interesante
pero complejo. Pero, si se acepta que el alma nació con un tipo de input
informático y que durante nuestra vida no hacemos otra cosa sino recordar a
través de los sentidos eso que ya sabíamos, se nos está dando una pista para
poder abordar algunos aspectos de la adquisición del lenguaje, ¿no te parece?
Rafa: No sé, todavía no lo cacho.
Serafina: ¡Hombre! Quizá si no fueras tan
quisquilloso y te tomaras una cerveza conmigo, irías al paso.
Rafa: ¡Y dices que el pesado soy yo! No
a todos se nos atrofió el cerebro tan rápido con las primeras clases de
Introducción a la lingüística.
Serafina: No es atrofio, es curiosidad y
también, diría Sócrates, mera reminiscencia y asociación de conocimientos. Pero
bueno, prosigamos. Me ayuda mucho que recuerdes que uno de los temas que ahí se
tratan es el de la muerte. ¿Tienes presente la idea de que todo se genera de su
contrario?
Rafa: ¿Cómo?
Serafina: Sí, cuando dice que, por
ejemplo, el día se genera de la noche, lo caliente de lo frío, etc. Todo para
llegar a la afirmación de que la muerte se genera de la vida y, por ende, la
vida de la muerte.
Rafa: Ah, sí, sí.
Serafina: ¿De dónde crees tú que se
genera el lenguaje?
Rafa: ¿Del silencio?
Serafina: Mira, no estoy segura, pero al
principio también pensé lo mismo. Sobre todo, uno se confunde con el eco de libros
que tienen títulos como Lenguaje y
silencio… Señorita, por favor, tráigame otra cerveza.
Rafa: ¡George Steiner! Claro. Pues mira,
él mismo dice en su capítulo “El silencio y el poeta” que intentar dilucidar
estas cuestiones del lenguaje es victoria inalcanzable. Entiéndelo, Serafina,
el hombre está poseído por el lenguaje y ya está. Gracias a que el lenguaje
decidió morar en cabecitas como la tuya, y, bueno, en la de todos los hombres,
pudimos liberarnos del insoportable peso del silencio. ¿Vas a negar esto que te
digo?
Serafina: No, no. Me he quedado pensando
en eso que dices. ¿No te parece que, de ser así, se asegura que algún día
volveremos al silencio?
Rafa: Pues claro, cuando muramos.
Serafina: Pero me refiero a la humanidad
en general, Rafa. ¿Piensas que es posible que en algún momento los hombres
pierdan la capacidad de comunicarse por medio del lenguaje doblemente
articulado? ¿Que se olviden de él?
Rafa: Ciertamente, no. Que se transforme
una lengua, que se “pierda” su forma primera, como en el caso del latín, es una
cosa, pero me parece imposible que la gramática, por decirlo en abstracto, deje
de existir.
Serafina: ¡Ahí lo tenemos! Mira, cuando
dices eso, me parece inevitable hacer la siguiente analogía, continuando con las
ideas vertidas en el Fedón: la lengua
es al cuerpo como la gramática al alma.
Rafa: ¡Jo! Ahora sí te volaste la barda,
Serafina.
Serafina: Que sí, Rafa. Sócrates expone
que hay dos tipos de entidades: las que se mantienen iguales en sí mismas y las
que se presentan bajo distintas formas, que son las cambiantes. El cuerpo es la
entidad cambiante y el alma la que se mantiene igual en sí. Luego, a través de
los sentidos del cuerpo se recuerda lo que el alma ya sabe. En este sentido, el
cuerpo en el que nacemos, o sea, la lengua en la que un hombre nace inmerso, la
lengua madre, ayudaría al alma, o sea, a nuestra gramática innata y universal,
a manifestar su contenido. La lengua es el cuerpo a través del cual recordamos y
ejecutamos una de las estructuras más profundas del lenguaje: la gramática.
Rafa: ¿Tú estás diciendo que la facultad
del lenguaje es una propiedad inherente a la mente humana?
Serafina: Lo que yo digo es que el
lenguaje es un conocimiento adquirido y conservado a lo largo de la historia
humana. Quien aprende una lengua está recordando algo que ya se sabe. Por
ejemplo, pensemos en tu amigo Luisillo. Él aprendió catalán hace dos años, ¿no
es cierto?
Rafa: Efectivamente.
Serafina: ¿Y no dijo que le había
parecido muy sencillo adquirir esa segunda lengua porque su estructura y
vocabulario se parecía mucho a la del español? ¿No es ese un ejercicio que se
da a nivel de pensamiento para la adquisición lingüística? ¿No es reminiscencia
de algo ya aprendido?
Rafa: Es cierto.
Serafina: ¿Y no crees, Rafa, que algo
similar ocurre cuando un niño adquiere, o diría yo, recuerda el lenguaje?
Rafa: Pero, Serafina, deja de beber y
escúchame. ¿De dónde va un niño a recordar algo tan complejo como lo es la
estructura gramatical de una lengua? Además, olvidas algo muy importante en tu
razonamiento y es que no todas las lenguas del mundo comparten la misma
gramática. Por supuesto que Luisillo dijo eso porque se trata de una lengua
romance, y lo mismo puedes decir tú si te animas a estudiar italiano, portugués
o qué sé yo. Pero, ¿qué me dirías si te pregunto del maya o de alguna otra
lengua de un pueblo originario del centro o del sur del continente Americano?
Serafina: Para comprender lo que te digo
es necesaria la abstracción, Rafa. Cuando digo gramática universal, hablo de una
competencia lingüística, de una estructura abstracta que es común a todos y que
permite, a través de la remembranza, que la comunicación hablada se ponga en
marcha. Mira, en el Fedón se dice que
un individuo al ser interrogado correctamente es capaz de dar cuenta de todo de
acuerdo a lo real. En este caso, ¿qué sería lo real? Pues su lengua madre. ¿Y
por qué son capaces de “aprenderla”?
Rafa: Según tú, por la existencia de
capacidades mentales innatas.
Serafina: Sí, Rafa. Pero no sólo es
“según yo”. Existen estudios lingüísticos que sustentan mi ocurrencia, sin
mencionar la atenta lectura que realicé del Fedón,
claro.
Rafa: ¿Ah, sí? ¿Cómo cuáles?
Serafina: Como los realizados por
Chomsky en los años sesenta. Sus estudios
lingüísticos proponen una teoría de la adquisición individual del lenguaje al
tiempo que brindan una explicación de las estructuras y principios más
profundos del mismo; él postuló el innatismo y la autonomía de la gramática,
así como la existencia de un “órgano del lenguaje” y de una gramática
universal. Entonces, no digas que sólo a mí se me ha ocurrido esto. Tal vez lo
novedoso sería que lo estoy vinculando con lo dicho en el Fedón, aunque tampoco me atrevería a asegurar que no se le ha
ocurrido a alguien más.
Rafa: Pues aún no me
convences totalmente.
Serafina: No es esa mi
intención, Rafa, sólo te estoy platicando algo que anoche se me ocurrió. ¿De
dónde se genera el lenguaje? ¿Será una pregunta a la que alguna vez podamos dar
una respuesta que satisfaga a todos?
Rafa: No hay más que
hipótesis empíricas, Serafina.
Serafina: Y algunas más
consistentes que otras, Rafa. Esta hipótesis tiene datos lingüísticos
disponibles y un diálogo platónico a su favor, ambas fuentes dicen que los
seres humanos estamos dotados de una serie de atributos mentales que nos
permiten producir señales intencionadas y dotadas de significado.
Rafa: Haber, Serafina.
Después de escucharte, sí, estoy de acuerdo en que algunas ideas del diálogo
tienen puntos de comparación con lo que dices que dice Chomsky. Pero no
entiendo por qué a fuerza lo quieres juntar con la adquisición del lenguaje.
Esas posturas que tú expresas me parece que deberías manejarlas con más
cuidado. Ahora, ya que estamos en esto de vincular el Fedón con algunas cuestiones del lenguaje, se me ocurren algunas
cosas. Deja que te haga una pregunta, sirve que me ayudas a repasar para mi
examen de mañana. ¿Qué es la metáfora?
Serafina: ¿Qué tiene eso
que ver? Eres experto en salirte por la tangente… Mejor dime que necesitas un
rato para reflexionar lo que te he dicho.
Rafa: ¿Qué es la metáfora?
Anda, emplea tu método de remembranza.
Serafina: Tampoco te
burles. La metáfora es una figura que asocia, por así decirlo, mundos
conceptuales a través de la analogía o el parentesco, ¿no? Repito, ¿qué tiene
que ver esto con el Fedón, Rafa?
Rafa: ¿Es cierto que en
ese diálogo se expone que la reminiscencia se basa en experimentar algo que se
conoció anteriormente pero que se había olvidado por perderlo de vista?
Serafina: Dices bien,
Rafa.
Rafa: Entonces la
reminiscencia surge en el encuentro de cosas semejantes y, a veces, de cosas
diferentes.
Serafina: Eso no puedo ni
quisiera negarlo.
Rafa: ¿Y qué ocurre cuando
decimos una metáfora? Cuando, por ejemplo, Neruda dice: “en la cadera clara de
la costa”.
Serafina: Pues lo que
ocurre es que Neruda a partir de la contemplación de una imagen, en este caso
la costa de una playa, recordó la cadera de una mujer.
Rafa: Claro, o quizá
sucedió al revés; Neruda, al contemplar la cadera de una mujer recordó la costa
de una playa. Lo importante aquí es reconocer que el proceso cognitivo de la
metáfora se dio a partir de la reminiscencia, concepto por el cuál andas tan
emocionada.
Serafina: ¡Tienes razón!
Qué interesante. Y, ¿te das cuenta que eso no sólo se da en las metáforas
poéticas sino también en las que llaman “metáforas cognitivas”?
Rafa: ¿Cuáles son esas?
Creo que no las estudié…
Serafina: ¿No te acuerdas?
Georges
Lakoff expuso en 1998 que la metáfora no siempre es un ornamento del habla utilizado
para provocar, exclusivamente, un efecto estético en el interlocutor, sino que
ésta suele relacionarse íntimamente con la manera en que el hablante conoce el
mundo y, sobre todo, es su manera de comunicar los fenómenos más abstractos o
subjetivos. Un ejemplo muy común sobre metáforas del lenguaje cotidiano, y que
tú sueles utilizar, Rafa, son las del tiempo. En nuestra cultura solemos
imaginarnos el transcurrir del tiempo como una cinta en la que nos desplazamos
o en la que estamos quietos, ¿no es cierto? Así, decimos que “llegará el tiempo
en que se arrepienta” o “se fue el semestre”, “pararse en el ahora”…
Rafa:
¡Claro! Ese es un buen ejemplo sobre cómo el metaforizar es un acto necesario
para el cerebro y que, además, lo empleamos para cualquier discurso.
Serafina: Así es. A su vez, todas esas
metáforas se sostienen por la reminiscencia de lo que ya hemos tocado o
percibido por los sentidos. Ahora sí te luciste con esa, Rafa. La verdad no lo
había relacionado, no lo había recordado.
Rafa: Qué bueno que nos pusimos a
conversar un rato, a veces hace falta pensar en voz alta.
Serafina: Ni que lo digas, Rafa. Me
brindaste una nueva perspectiva lingüística sobre este diálogo platónico que,
por cierto, es muy interesante lo que plantea sobre la muerte. Fíjate que el
otro día estaba pensando que…
Rafa: ¡Señorita, la cuenta por favor!
FIN
Bibliografía
BERISTÁIN, Helena, Diccionario de retórica y poética, México, Porrúa, 2010.
CHOMSKY, Noam, “Forma y sentido en las
lenguas naturales” en El lenguaje y el
entendimiento, Barcelona, Seix Barral, 1980, pp. 171-194.
entendimiento, Barcelona, Seix Barral, 1980, pp. 171-194.
LAKOFF, George, “Los conceptos mediante
los que vivimos” en Metáforas de la vida
cotidiana, Madrid, Cátedra, 1998, pp. 39-42.
cotidiana, Madrid, Cátedra, 1998, pp. 39-42.
________, “La sistematicidad de los
conceptos metafóricos” en Metáforas de la
vida cotidiana,
Madrid, Cátedra, 1998, pp. 43-45.
Madrid, Cátedra, 1998, pp. 43-45.
PLATÓN, Fedón, Madrid, Gredos, 1986.
STEINER,
George, “El silencio y el poeta” en Lenguaje
y silencio: Ensayos sobre la literatura,
el lenguaje y lo inhumano, Barcelona, Gedisa, 1994, pp. 53-73.
el lenguaje y lo inhumano, Barcelona, Gedisa, 1994, pp. 53-73.
Et toi
Uno cree que lo que tiene es preciso, pero la
memoria sólo sabe registrar puentes, títulos
de libros en delgados muebles, series de luz sobre un balcón o un par de días
martes, que a veces se confunden con los días jueves.
Los gruesos muslos y todo el deseo de septiembre terminarán
por desdibujarse, ya sé, pero digo que no importa. Yo voy a capturar noventa
noches repetidas y los rostros de todo lo que hoy se siente ausente, con la
inicial de tu nombre.
A veces se llora y se sonríe al mismo tiempo
Padre duerme en la habitación continua. Incluso
con los cuatro grados de allá afuera, él me daría el único par de guantes que tiene, porque
Padre se limita a amar genuinamente en el silencio de la entrega. Besa
y pronuncia en el nombre de la hija.
Aseguran que le he mentido a quien me ha compartido
de su cena, pero no puedo. Padre sabe las cosas-mentira del mundo, las conoció
en el silencio de su automóvil cuando atravesábamos la autopista.
Del pasado de Padre conozco una lluvia fina
filtrándose por techos de bajo espesor.
Have
you ever see the rain? canta Padre.
Curioso y minúsculo es el instante en que me doy cuenta quién es el hombre de mi vida y nada en esta certeza me molesta.
Conoceré otros hombres solos y mientras duerman a
mi lado les diré al oído: Padre me entregó el trozo de pan más suave y más
dulce.
Abandonar un gato, por ejemplo
Abandonar un gato y no saber si se es cruel o si
abandonar causa verdadera dicha en algún momento. Hablo de irse constantemente. Ser una presencia
intermitente y despojarse de la serena estancia del gato amable.
Quiero decir, no terminar de escribir ni una lista de abandonos es lo más
sincero y coherente, como aceptar lo incompleto sin dejar de ser uno. Te
preguntarás cómo. Yo digo, aceptar lo vital de lo efímero y luego abandonar. Abandonar
un gato.
Días deshabitados
Abrir las persianas y echarse sobre la cama. Dormir sin dormir y sin moverse entender una
primera persona… Son cosas que funcionan
bien los días sábados; mirar dentro e imaginar cómo se sentiría morir,
no sé, hacer la idea muerte, tal como se pide un café y la cuenta.
Percibir un corazón bombeando
pum,
pum,
pum.
Coger el reloj y preguntarse ¿cuánto tiempo es “tardar”?
Escuchar conversaciones en la habitación contigua.
Qué fácil es ser amorosa ave
Abuela,
aprendí el arte de tus canarios.
Hoy soy un pájaro que hurga
entre tu
pecho húmedo,
de tierra.
lunes, 3 de octubre de 2016
Dejé de recordar mi edad exacta a los diecinueve y hoy a los veintidós o los diecinueve o treinta y seis sé que mezcal y amor es lo mismo que mezcal y chocolate amargo ya sé que no he aprendido estoy a oscuras con insomnio en la casa de mis padres e imagino nuestros cuerpos absortos en procesos termodinámicos en cierta habitación que ya no existe
Dejé de pensar en mis abuelos a los cuarenta y cinco y no recuerdo por qué a los veintidós acostumbraba coleccionar cicatrices para después googlear cómo hacer que dejen de ser tan rosadas y tan robustas que los chicos permanezcan inalterables pero enamorados que no me lleven a un bar para decir que me adoran pero que también adoran acariciar a otras mujeres porque sabes la vida es corta y yo simplemente voy a irme cuando una mañana despierte y descubra que no eres esa chica neoyorquina que me dejó el año pasado no lo dijiste pero fue todo tan claro cuando volviste basta yo sólo quería decir que estoy confundida no sé si soy veintidós cumpleaños y desinteresado deseo de chocolates amargos con mezcal o si soy o si soy cientos o si soy miles de años esperando con insomnio en una habitación que me protege de la intemperie y a veces mina mi propio interior
Dejé de pensar en mis abuelos a los cuarenta y cinco y no recuerdo por qué a los veintidós acostumbraba coleccionar cicatrices para después googlear cómo hacer que dejen de ser tan rosadas y tan robustas que los chicos permanezcan inalterables pero enamorados que no me lleven a un bar para decir que me adoran pero que también adoran acariciar a otras mujeres porque sabes la vida es corta y yo simplemente voy a irme cuando una mañana despierte y descubra que no eres esa chica neoyorquina que me dejó el año pasado no lo dijiste pero fue todo tan claro cuando volviste basta yo sólo quería decir que estoy confundida no sé si soy veintidós cumpleaños y desinteresado deseo de chocolates amargos con mezcal o si soy o si soy cientos o si soy miles de años esperando con insomnio en una habitación que me protege de la intemperie y a veces mina mi propio interior
Voy a vivir en otra ciudad y conoceré otra gente. Tendré nuevas amigas, veré a nuevas mujeres que pretenderán ser mi madre, pero yo sabré que la mía está en casa, lejos, con papá. Extrañaré a los de siempre, pero al mismo tiempo memorizaré los nombres de quienes añoraré después. Saldré con otros hombres, abrazaré otros cuerpos y reformularé viejos temores y esperanzas. Encontraré fuerza en nuevos libros, en la luz de una ventana que todavía no he visto, pero sé que existe. Acomodaré mi cama en otra casa, habrá nuevos insomnios, nuevas dietas, más vino y más risas. Saldré de mi actual pequeño afuera. Crecerá la lista de compras, regalaré viejos libros, olvidaré direcciones y números telefónicos que hoy me abruman.
Estaré con otra gente.
Moriré.
Moriré de nuevo, una vez más, casi en serio moriré, te lo estoy diciendo.
Amaré la vida cuando vuelva y escribiré una vez más que voy a vivir en otra ciudad, aunque esta vez ya no sea en serio.
Estaré con otra gente.
Moriré.
Moriré de nuevo, una vez más, casi en serio moriré, te lo estoy diciendo.
Amaré la vida cuando vuelva y escribiré una vez más que voy a vivir en otra ciudad, aunque esta vez ya no sea en serio.
viernes, 30 de septiembre de 2016
domingo, 4 de septiembre de 2016
lunes, 8 de agosto de 2016
08/08/16, 11:10 pm
Los imagino teniendo sexo. (Las paredes aquí son de cartón.) Por segunda vez tienen sexo. Él sobre ella. Cama individual, luz apagada, ventana grande, luz de la calle. Sobre sus cabezas la ventana. "Tenemos un código en la cama".
A veces los imagino teniendo algo. No sexo. Digo, algo. Sexo. Por cuarta vez. Ella despierta primero y no lo abraza. Lo desea y todo en el mundo es potencia. Despierta, él. Sin hablar la mira fijamente, le sonríe y nada. La toma de los hombros, la gira, la penetra. Silencio.
Los imagino. El sexo ocurre. Alguien llora. Alguien abofetea y eyacula. Después ella no duerme. Amar no es imperativo, es infinitivo, pero no infinito; es más bien una forma breve.
Uno de ellos está a punto de morir, pero yo los imagino teniendo sexo. Real. Con palabras. Sin ausencia. Ellos, me los imagino, están teniendo sexo.
¿Lo recuerdas? No.
No.
Hay gente quemando otra gente viva en Tamaulipas. Mujeres cuyos cuerpos son encontrados con severas marcas de tortura por sus padres, por sus hijos, sus hermanos.
Mi abuelo. Yo no conocí a mi abuelo. Sé que estás bien muerto, abuelito. ¿Puedes verme a mí también muertita?
En medio de todo, yo espero un mail, un transplante de corneas. Quiero decir, memoria. Te recuerdo, dije. Pero mientras en esa película casera de Skype dos cuerpos tienen sexo, sólo porque lo imagino, mi abuelo está muriendo, está muriendo, está muriendo.
Ojalá hubiera entendido todo esto antes.
No.
Hay gente quemando otra gente viva en Tamaulipas. Mujeres cuyos cuerpos son encontrados con severas marcas de tortura por sus padres, por sus hijos, sus hermanos.
Mi abuelo. Yo no conocí a mi abuelo. Sé que estás bien muerto, abuelito. ¿Puedes verme a mí también muertita?
En medio de todo, yo espero un mail, un transplante de corneas. Quiero decir, memoria. Te recuerdo, dije. Pero mientras en esa película casera de Skype dos cuerpos tienen sexo, sólo porque lo imagino, mi abuelo está muriendo, está muriendo, está muriendo.
Ojalá hubiera entendido todo esto antes.
domingo, 7 de agosto de 2016
7/08/2016, 7:33 pm
"Desamistar". Una mujer en el periódico consideró esa posibilidad lingüística y hoy, pero sobre todo vino a recordar, a mostrar, cómo las cosas no son para siempre. ¿Un amigo? Tampoco... Oh, so sad.
Alejandro se fue de la casa, para siempre. Al menos así parece ahora. Quiero decir, se fue de mi vida, se fue de la casa. Alejandro se fue. Se fue Alejandro, mi mejor amigo hombre en todo el planeta Tierra se fue a la mierda, mi querido Alejo. La última mañana que lo vi, en la cocina, vestía una chamarra negra y no mucho tiempo atrás había vuelto de Colombia. Olía a viaje, no estoy exagerando. Olía diferente, bien. Mi amigo olía bien, había vuelto a México. Mi amigo había vuelto a nuestra casa y estaba parado junto a mí, con su chamarra negra y extendía su brazo hacia mí con una bolsa de café colombiano en la mano. Yo estaba preparándome el mío, instantáneo y con endulzante bajo en calorías. Él estaba a mi derecha y yo no lo veía de frente. Estaba enojada con él. ¿Cómo podía hacerme esto? Dejarme, quiero decirl. Él también. Él, que sabía cuánto me afecta la partida de la gente. De los hombres, eso es claro. Él se iba para siempre y estaba parado ahí, con un obsequio, dando las gracias. Cogí la bolsa. Salí de la cocina. ¿Cuánto tiempo iba a tardar en sacar sus cosas? ¿Porque tardaba tanto? ¿Con quiénes iba a vivir a partir de ahora? ¿Dónde? ¿Cómo será su habitación? ¿Pensará algunas tardes en mí?
No soporto la idea de que se pudo haber ido por mi culpa. Lo detesto por hacerme sentir así. Soy tan egoísta y lo quiero tanto, le debo tanto.
Alejandro se fue de la casa, para siempre. Al menos así parece ahora. Quiero decir, se fue de mi vida, se fue de la casa. Alejandro se fue. Se fue Alejandro, mi mejor amigo hombre en todo el planeta Tierra se fue a la mierda, mi querido Alejo. La última mañana que lo vi, en la cocina, vestía una chamarra negra y no mucho tiempo atrás había vuelto de Colombia. Olía a viaje, no estoy exagerando. Olía diferente, bien. Mi amigo olía bien, había vuelto a México. Mi amigo había vuelto a nuestra casa y estaba parado junto a mí, con su chamarra negra y extendía su brazo hacia mí con una bolsa de café colombiano en la mano. Yo estaba preparándome el mío, instantáneo y con endulzante bajo en calorías. Él estaba a mi derecha y yo no lo veía de frente. Estaba enojada con él. ¿Cómo podía hacerme esto? Dejarme, quiero decirl. Él también. Él, que sabía cuánto me afecta la partida de la gente. De los hombres, eso es claro. Él se iba para siempre y estaba parado ahí, con un obsequio, dando las gracias. Cogí la bolsa. Salí de la cocina. ¿Cuánto tiempo iba a tardar en sacar sus cosas? ¿Porque tardaba tanto? ¿Con quiénes iba a vivir a partir de ahora? ¿Dónde? ¿Cómo será su habitación? ¿Pensará algunas tardes en mí?
No soporto la idea de que se pudo haber ido por mi culpa. Lo detesto por hacerme sentir así. Soy tan egoísta y lo quiero tanto, le debo tanto.
miércoles, 9 de marzo de 2016
Bitácora
Cuatro de la mañana, un árbol va a romper mi venta, caerá sobre mi cabeza, van a salirse mis ideas nómadas, mis recuerdos espejos y mis palabras tierra.
lunes, 29 de febrero de 2016
Querido diario, hoy se me hizo tarde para mis dos primeras clases, me machuqué terriblemente un dedo en la puerta de mi casa y leí noticias del mundo espantosas. Tengo sueño, quizás porque anoche soñé con un orgasmo interrumpido. Hacia el final del día me he puesto a escribir cosas que en realidad no importan. ¿Escuchas, diario? Cosas que en realidad no importan, salvo a tu estómago insaciable. Toma. Toma. Quiero hacer una sola cosa productiva hoy, ser sincera con alguien. Dime una cosa, diario. Dime, ¿alguna vez has besado a nadie? Porque te tomo y te acerco a mis labios, pero no respondes, no hay impulso. ¿Soy yo quien no te provoca lo suficiente? Te escribo y con cada palabra se va una prenda. Me voy quedando expuesta, para que valores, diario, y dulcifiques un poco esta miseria.
martes, 16 de febrero de 2016
Distanciamiento
("todo un nuevo subsuelo emocional, al que llamaré «intensidades»", Fredric Jameson)
Desde que me bloqueaste de Facebook invierto más tiempo estando desnuda frente
a la videocámara de mi ipad. Sabes que no voy a
mi caja de minúsculos mensajes doce veces por hora, ni me autoconsuelo
descendiendo por tu muro, lenta, gozosa y táctil, para convencerme de que te conozco
profundamente.
Estoy desnuda como frente a un espejo y grabo sin filtro esta visión gestáltica.
Selecciono las imágenes que me gustaría enviarte a tu mail más tarde.
Anoche creí escuchar a Lispector:
Estoy desnuda como frente a un espejo y grabo sin filtro esta visión gestáltica.
Selecciono las imágenes que me gustaría enviarte a tu mail más tarde.
Anoche creí escuchar a Lispector:
"soy mi pierna, soy mis cabellos, soy el fragmento de luz más blanca en
el revoque de la pared-, soy cada pedazo infernal de mí"
Anoche creí escuchar a Peri Rossi:
"las mujeres rebeldes son aquellas que no quieren ser la fantasía de nadie,
que quieren ser su propia fantasía"
Abro la carpeta de imágenes y quedo arrobada por tres de ellas.
"y yo no tengo una posición fija sobre si realmente la mujer
alguna vez tiene otra fantasía que no sea ella misma."
Hago de mí mi propio wallpaper. Me auto-capturo y digitalizo este deseo de que no llegues a conseguirme nunca de nuevo.
miércoles, 10 de febrero de 2016
Duloxetina 60 mg
Me acostumbré a mi tristeza como en temporada de lluvia uno se acostumbra a una sombrilla y poco a poco me pareció tan familiar que comencé a confundirla con el rumor de mi caminar por los pasillos; mi tristeza desfiguró mis recuerdos, y los aeropuertos vacíos comenzaron de pronto a ser la misma litera donde nuestros cuerpos, el tuyo, el mío, prefirieron dormir una noche sin tocarse; mi tristeza estuvo en cada sonido, y noté después, mi tristeza fueron todas las voces que junto a mi padre habían de pronto envejecido; se hubiera dicho que por las mañanas mi tristeza lucía tan dolorosamente bella y algunas veces mi tristeza se sintió tan bien que me hizo cerrar los ojos debajo de la regadera hasta desapercibir mi llanto; en mi cuerpo mi tristeza se acumulaba cada tarde con el pesado sueño, me obligó al sueño cada tarde y me arrastró a divanes fríos en un consultorios todavía más fríos; mi tristeza fue, para algunos, un error bioquímico, una carencia de sustancias, un mal funcionamiento; para otros mi tristeza no fue más que una conducta errática, una situación vulnerable o de provecho; para mí mi tristeza fue, por destellos, una súbita rabia y las más de las veces tan sólo un extravío con que caminé bajo el sol de medio día; mi tristeza
con dos pesos y un encendedor en el bolsillo
sentir en la nuca y las palmas de las manos la sed
y por la noche esa oscura arritmia por la marihuana
dejarse caer en una palabra
tan fácil a la vez
como sonreír a tus amigos
la tristeza es tan fácil
como otorgar besos en la puerta de algún taxi
o como ver el mundo a través de una ventana cerrada
llorar frente a mil girasoles sacudidos por la lluvia
y recordar cuando tu niñera perdió el habla
resignificar los primeros momentos melancólicos de la infancia
miércoles, 27 de enero de 2016
A propósito de Coyoacán y Rashomon
me pregunto qué ha sido primero. me digo hoy por la tarde ¿la luz del sol a través de los follajes o el cine?
o no que hay imágenes cuyas génesis parecieran estar en la pantalla
o no que hay imágenes cuyas génesis parecieran estar en la pantalla
sábado, 9 de enero de 2016
J. M.
En la habitación contigua duerme
un hombre que sin dudar me daría
un hombre que sin dudar me daría
el único par de guantes que él tiene
incluso con los ocho grados de allá afuera
porque le incomodan mis falanges
inusualmente frías.
Quiero nombrar aquí a un hombre
que no posa la insoportable culpa
sobre los hombros de esta mujer
que desmaya misteriosamente
en la regadera.
que desmaya misteriosamente
en la regadera.
El hombre misericordioso no especula,
se limita a amar genuinamente
se limita a amar genuinamente
y en el silencio de la entrega
besa con pulcritud mi frente.
¿Por qué aseguras que le miento a este hombre
que me comparte de su cena?
Él sabe las cosas-mentira del mundo
y nada a él podría ocultarle,
ni si quiera en el silencio incómodo
ni si quiera en el silencio incómodo
de nuestro automóvil atravesando la autopista.
Del pasado de este hombre
tengo presente la lluvia
sobre y debajo de un techo de bajo espesor,
por eso
a los siete años comprendí
por qué él amaba
"Have you ever see the rain?"
y gracias a él sé
lo que es llorar y sonreír al mismo tiempo.
A pesar de todo,
Mi Padre
es capaz de sentir la dicha
algunas tardes
y me heredó su sonrisa,
y todo el miedo.
Es curioso,
Éste es el hombre de mi vida,
no me molesta que ame,
no me molesta que ría,
y no me molesta que, lo sé,
sienta en minúsculas porciones
ira.
A todos los hombres que conozco les digo
mientras desnudos duermen
a mi lado,
irremediablemente solitarios:
Mi Padre sublimó todo el dolor
del pasado
para entregármelo
convertido en el trozo de pan más suave y más dulce.
miércoles, 6 de enero de 2016
Instantáneas
Aquí
Un sueño de tres horas, y un suelo como de mentira,
entre semillas y condones.
Un absurdo instalado
entre las piernas de un cielo desnudo
pero triste.
El logro que implica no explicar la saliva,
los orgasmos, ni los silencios; creer que eso es
realmente un logro,
un puente.
Un jueves,
títulos de libros en delgados muebles,
como cartografía de una memoria.
Apuntes de una obsesión, una proyección y un símbolo
sobre un cuello.
En blanco y negro un par de metastásicos miedos.
Un juego de dardos con fuego
entre dos felices ebrios.
Aquí,
Sus gruesos muslos y todo
el deseo de septiembre.
Noventa noches repetidas.
Todo tú aquí en este instante imposible, porque este álbum se trata de un nombre, y de un hombre que vino a ser todos los rostros del ausente. Es
la contradicción que responde y se revela a lo que ya permanecerá inmutable.
Un sueño de tres horas, y un suelo como de mentira,
entre semillas y condones.
Un absurdo instalado
entre las piernas de un cielo desnudo
pero triste.
El logro que implica no explicar la saliva,
los orgasmos, ni los silencios; creer que eso es
realmente un logro,
un puente.
Un jueves,
títulos de libros en delgados muebles,
como cartografía de una memoria.
Apuntes de una obsesión, una proyección y un símbolo
sobre un cuello.
En blanco y negro un par de metastásicos miedos.
Un juego de dardos con fuego
entre dos felices ebrios.
Aquí,
Sus gruesos muslos y todo
el deseo de septiembre.
Noventa noches repetidas.
Todo tú aquí en este instante imposible, porque este álbum se trata de un nombre, y de un hombre que vino a ser todos los rostros del ausente. Es
la contradicción que responde y se revela a lo que ya permanecerá inmutable.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)