sábado, 29 de agosto de 2015

Calor en la habitación

voy a regalarnos un minuto de silencio por las ochocientas mil cuarenta y siete horas mudas que invitaste a entrar en el instante en que tú te paraste del sofá para abrir las ventanas y distraído respiraste y pensaste en la hora

miércoles, 26 de agosto de 2015

si pudiera yo más te diera

las cosas nos salen en una especie de pretérito imperfecto del subjuntivo y es sólo porque somos una anómala lectura del fornicio de rojas

sábado, 22 de agosto de 2015

Sábado


Estamos en un campo abierto, es verano. Respiro el aire cálido, huelo la tierra seca y el pasto amarillo muy lejanamente húmedo. Todo a nuestro alrededor es amarillo. Estamos juntos en los columpios, tú sentado a mi izquierda, meciéndote casi imperceptiblemente, mirando lejos, hacia un punto ciego que yo no alcanzo aunque esté de pie sobre el columpio y moviéndome con mayor fuerza. Me siento conmovida por el clima. Te digo de pronto, y no sólo por romper el silencio, que me siento feliz. Quizás todo esto es cierto, pero no tengo miedo. Cuando te quedas callado así como ahora, y miras y no miras todo este campo que es nuestro, sé que me quieres.

El aire es tan cálido que me aturde, la luz está en todas partes aunque no haya sol.

domingo, 16 de agosto de 2015

Departamento No. 3


Ya no hay más tiempo entre nosotros,
la tarde ha dado saltos agigantados
y ha expandido sus dieciséis dedos en medio
de mis muslos y tus hombros.

Ya se está metiendo el sol entre tu frente y mi voz
y los veinticuatro grados de este mes de agosto
nos hincan sus ocho dientes.

Pasajero número siete, ¿vendrías a mí la próxima tarde?
La mañana de hoy es quizá
la misma mañana que viví hace ciento cinco años.
Yo reconozco este techo altísimo y triste de tu recámara.

Estoy sola.

En la noche el tiempo nos estuvo vigilando.
Sumergidos en un grito que es voz muda,
mientras dormíamos nuestros cabellos conversaron.
Nadie nos mira en este fragmento de historia que somos.

miércoles, 5 de agosto de 2015

Pasa y siéntate


Dejaré de pensar en ti por unos instantes. Saldré a la calle, miraré el reloj de nuevo. Caminaré aturdida, sin mí y sin ti, dedicada a llegar a algún sitio para poder encontrarnos. 
Aunque no te conozco en mi imaginación siempre te sonrío.
Llegaré entonces. 
Entre efectos fotogénicos y cierta búsqueda de afectos y ficciones todo comenzará realmente.
En algún momento.