sábado, 24 de agosto de 2013

¿Y si vino y se fue? ¿Si ya ha venido...

¿Y si vino y se fue? ¿Si ya ha venido
y en vano espera mi ansiedad despierta?
¿Y si acaso ha llegado hasta mi puerta
y la encontró cerrada y ha partido?

¿Si ha deshecho el camino ya vencido
-la fuerza desmayada, la fe muerta-
y a retomar la ruta el pie no acierta,
ni el ojo al horizonte recorrido?

Yo sigo aquí, por la esperanza atada,
y en vano espero ver la carabela
bajar el ancla en la tranquila rada.

E inquieto, el corazón se me rebela
porque no alcanza la ilusión amada
a volver con los remos y la vela.

Carmen González Huguet

domingo, 18 de agosto de 2013

2 de septiembre, 2013.

Pensé en comenzar este texto con la siguiente frase: “En víspera de mi cumpleaños, acontece que allegados míos preguntan qué quisiera de regalo...” pero la verdad es que no es así, nadie me ha preguntado absolutamente algo, es más, dudo que recuerden que pronto será mi cumpleaños. Lo cual no me preocupa, al contrario, me ocupa pues imagino que en algún momento me preguntarán y ese es el motivo por el cual escribo las siguientes líneas, que espero pronto dejen de pertenecer al absurdo de ideas ociosas y se conviertan en brillante materia.
     Queridos míos, me preguntan qué quisiera de obsequio para mi cumpleaños número diez-y-nueve. Bien. Consciente de que después de que lean lo que voy a pedirles lo más probable es que terminen enviandome un emoticono vía inbox, o “cariños varios” en SMS (los cuales no me desagradan) no tendré reparo en expresar abiertamente lo que mis 6,935 días de vida sugieren a esta mujer que afortunadamente convalece de eso que algunos han llamado “juventud senil”. Asimismo, espero que la lista que a continuación redacto cuente la autosuficiencia para expresar aquello que EN VERDAD necesito. Aconsejo la nula discreción:
a) Un par de calcetines: Un par de calcetines policromáticos que ayuden a que mi noche transcurra  sin sobresaltos a causa del frío, de preferencia con las siguiente cualidades mágicas:
1.- Que impidan los golpes en los dedos del pie, sobretodo cuando corro de un lado a otro de la casa buscando dónde dejé la respuesta correcta a mis preguntas existenciales.
2.- Que sean incapaces de perderse, o si es que han de hacerlo, que me avisen con un par de horas de anticipación para que no llegue tarde, por estar buscándolos, a esos sucesos de la vida que eventualmente causan emoción o simpatía por la misma.
b) Un destapador de botellas de cerveza y/o vino (ya existen los que traen intregadas ambas funciones): No saben la alegría y la ayuda que le proporcionarían a esta jóven alcohólica si le regalasen un destapador con el cual optimizar sus mejores horas de suicidio pasivo.
c) Un pañuelo:¿Hay algo más práctico para una nariz alérgica que tiende a las expulsiones líquidas? ¿Existe algún accesorio más sexy y provocador? Díganme si estoy en un error, pero ¿acaso hay algún otro objeto que resulte tan preciado a una mujer que llora a la menor provocación del infortunio? Entiendo que a los obsequios nunca (nunca) se les interpone un “pero”, pero sólo pediría que no fuese de color blanco. Tengo un no sé qué con esos colores que remiten a la pureza y a la tranquilidad… Mejor que fuese rojo, púrpura o verde olivo, para hacer de ese hipotético pañuelo algo realmente mío y no algo en lo que sólo depositara mis respetables mocos o mis noches de insomnio.
d) Un despertador: Uno que me quite las ganas de vivir con el sueño encima, ese sueño denso y de escándalo que me impide ser liviana, como antaño, y de pensamiento tranquilo.  Creo que los venden en La Lagunilla y no son muy caros.
  Bien, sólo he integrado lo que hasta entonces me ha parecido fundamental. Y sí, eso es lo que actualmente necesito, ¿pueden comprenderme? Soy mujer sencilla, que se contenta con poco… con lo indispensable…  
¡Ah! casi lo olvido:
e) Abrazos, abrazos, abrazos…